Cuando regresé a San Luis Potosí, tenía mil ideas para implementar en mi trabajo, muchas pudieron hacerse realidad pero unas que otras no contaban con esas letras pequeñas de la maternidad.
Muchas tenemos el placer de trabajar porque elegimos hacerlo, pero otras muchas, tenemos que hacerlo porque no nos queda otra. Sea cual sea tu caso si trabajas, este artículo es para ti.
El trabajar para las mujeres no solo es un reto social, es un reto emocional, porque parte de tu motivación y de tu corazón se quedan en casa. Cuando dejamos a los niños al cuidado de otra persona una parte de nosotros se rompe en mil de pedazos, sabemos que está bien irnos pero nuestras emociones nos dan un golpe bajo que nos dice lo contrario. ¿Por qué pasa eso? Porque suena nuestro instinto muy primitivo de la protección y cuidado de nuestro clan, ese que comenzó con las primeras manadas y que ha sido repetido a lo largo de miles de años.
La complicación surge cuando a ese sentimiento primitivo lo alimentamos de razones (y no solo nosotros sino algunas o muchas personas que están a nuestro alrededor) a lo que, nos llenamos de la temida culpa. Horrible verdad?, y que me dices de cuando comienzas a escalar profesionalmente y tienes que elegir entre tiempo en tu trabajo o tiempo con tu familia y aunque sabemos que, la familia es más importante, el tiempo es el tiempo y este no nos lo perdona.
Antes de que te deprimas sobre esta realidad, quiero compartirte algunas ideas que no solo me han ayudado a mí sino a miles de mujeres en consulta a equilibrar la búsqueda profesional con una maternidad responsable.
Cada cosa tiene su lugar: Con este me refiero a que, cuando estés uno a uno con tus hijos evita hacer más, (tendemos a estar en casa y aprovechar el tiempo para hacer tareas domésticas) hazlo únicamente si ellos pueden cooperar de manera cotidiana o divertida (sin son pequeños) y si son más grandes delégales una actividad de casa para limitar las tuyas y poder tener momentos de calidad.
No serás el ama de casa perfecta: Lo siento pero eso no existe, y más si eres una mamá que trabaja. Eres una mujer real, te cansas y te hartas, no tendrás (ni lo intentes) una casa impecable, o una comida perfecta, simplemente haz lo mejor que puedas y organízate para que las cosas fluyan.
Tiempo de calidad vs. Cosas de calidad: Cuando somos madres trabajadoras buscamos compensar nuestras culpas con cosas, sintiendo así que nuestros hijos no notarán nuestra ausencia o entenderán y la verdad que no es así, el tiempo es tiempo, las cosas cosas y una no tiene que ver con la otra. En vez de eso, cuando tengas la oportunidad invierte en pequeñas experiencias (un juego de mesa, una actividad en familia, una película, una hora de cocinar algo, un café) quizá gastes menos y ellos se sentirán más llenos de amor.
A nadie le importarán tus sacrificios: Admitámoslo a NADIE le importa que hayas dormido 5 horas para lograr tener la casa lista antes de irte a trabajar (créeme lo aprendí a la mala) Por qué? Pues porque estamos acostumbradas a hacerlo y por ende ellos (la familia) a tenerlo, HAZLO si quieres hacerlo o crees que es importante hacerlo, pero NUNCA lo reclames, o exijas una compensación afectiva por hacerlo; provocas rencores en tus hijos y por el contrario los alejas de ti.
Aprovecha el tiempo: así como cuando estamos cara a cara con nuestros hijos elegimos disfrutar el presente, cuando estamos a cargo de ellos pero sus actividades no nos incluyen aprovecha para realizar una que otra actividad pendiente ( estoy escribiendo este artículo mientras estoy esperando a una de mis hijas de su clase)
Tendré que elegir y no siempre seré feliz en esas elecciones: Hoy precisamente un amigo médico me hizo el comentario “pero, por qué no te fuiste a hacer esa subespecialidad que te había becado?” Y respondí: “Porque elegí ser mamá”. Obvio ser mamá pesó más, pero no había manera de poder ejercer ambas al mismo tiempo, si modo, a veces tendré que elegir a mis hijos y otras el trabajo ( y no porque sea más importante , sino porque la necesidad familiar puede esperar)
Crecerán: Cuando tienes hijos de 4,2, y un recién nacido, jamás crees que verás la luz (en todos los sentidos), y en el ámbito laboral menos, sin embargo “crecerán” y serán menos dependientes de ti. Cada año, ellos van necesitando cosas diferentes de nosotros, pero sabes, en cuestión de tiempo cada día es más fácil organizarse y ellos, entender sobre él porque no puedes estar 24hrs ahí.
Al final ellos se irán y yo me quedaré: Ésta es una expresión a la que recurro cuando mi culpa es muy grande; ellos crecerán y, ellos y yo merecemos ser libres de las deudas que pudieran provocar los sacrificios de amor que hacemos los padres, porque al final nosotros elegimos hacer o no hacer, y, al hacerlos libres yo sé que volarán y tendrán sus propias vidas y yo seguiré la mía como un tren que después de un tiempo acelera a toda velocidad.
¿Me arrepentiré? No creo, porque sé que siempre lo hice lo mejor que pude con lo que tenía a la mano, y espero que mis hijos lo entiendan de esa manera pero libres de creer que lo hice por ellos, porque al final lo hice por mí.
Gracias por leerme #EstamosParaAyudar
¡Conoce a quien escribe!
Marcela Guevara – Mujer, mamá y profesionista. Neuropsicóloga desde hace más de 13 años, enfocándose a la rehabilitación tanto cognitiva como emocional de cientos de hombres y mujeres alrededor del mundo. Con el lema #Estamospara ayudar. Da un enfoque humano pero consciente y responsable a la búsqueda personal del mejor vivir. Escritora de artículos de interés para varios medios en México, busca concientizar a una sociedad a un mejor vivir.