5 Heridas de la infancia

“Si supieran que en la infancia se define la salud mental de un adulto. Pensarían dos veces antes de corromper el alma de un niño con palabras y acciones tóxicas.”

Autor desconocido.

Todos tenemos nuestra personalidad, hay características que nos describen, se forma nuestro temperamento, adoptamos costumbres, hábitos y nuestro entorno tiene que ver en ello, nuestra cultura, la historia de la nación donde nacimos, etcétera. Te has preguntado, ¿De dónde provienen los comportamientos que tenemos? Cuál es el origen de lo que hoy somos, de lo que nos duele, de lo que nos ofende? Bueno…pues la realidad es que gran parte de las capacidades para interactuar con el mundo las obtenemos en la infancia, todos en mayor o menor medida tenemos heridas, si, tenemos heridas de la infancia, que nos hacen reaccionar de manera inconsciente ante nuestras vivencias.

Te contaré algo, una vez la vida me incomodó tanto que me formulé preguntas que me llevaron a lo más profundo de mi ser, a conocerme vulnerable, con mi luz y también con mi sombra, a fin de cuentas, todo es parte de mí y soy la única con la que contaré hasta el último suspiro de mi vida.  

Y ahora te preguntarás, a dónde voy con todo esto, pues bien, quiero que sepas que hay 5 heridas de la infancia, que podemos experimentar después de nuestro nacimiento y hasta los 7 años, estas heridas repercuten en nuestro actuar y son:

Miedo al rechazo; una vez que el niño nace alcanza a percibir un ambiente hostil y de poco amor, un ambiente caótico, quienes presentan esta herida tienden a deprimirse la mayor parte del tiempo, en ocasiones el miedo que sienten a enfrentar el mundo se disfraza de mucho enojo y hostilidad.

Miedo al abandono; se vive como una angustia enorme porque el niño vive la ausencia física y emocional de sus padres, no hay modelo del cual haya aprendizaje, de adultos aceptan todo antes de vivir nuevamente el abandono, de ahí que les sea difícil poner límites o vivan relaciones de codependencia.

Miedo a la humillación; esta herida puede tener su origen en la familia, existe el sentimiento de ser poco merecedor y sienten que debe hacer algo para compensar esa falta de valor ante los demás.

Miedo a la injusticia; surge de la indefensión que tiene un niño ante una autoridad que es abusiva, todas las vivencias que generan impotencia crean el dolor de la injusticia, con esta herida se le roba al niño la libertad de ser y de disfrutar.

Miedo a la traición; esta es una forma de miedo ante la amenaza de algo, de sentirse en peligro y percibir a sus padres ansiosos e incapaces de brindarle paz, sienten necesidad de crecer rápido y sentirse bajo control.

Todos tenemos estas heridas, pueden presentarse todas en mayor o menor grado o tener solo algunas. Y me preguntarás, acaso haber crecido así es malo?, bueno en primer lugar quiero invitarte a que dejes de calificar tus vivencias como buenas o malas, porque creo que las cosas y las circunstancias simplemente son, nos sucedieron y ya, nosotros podemos decidir tomar el aprendizaje y trascender o podemos elegir victimizarnos y quedarnos donde siempre, en nuestra área conocida, la gran diferencia radica en tu elección.

¿Te atreves a ir más profundo en cada herida de la infancia para reconocer tu grandiosa luz y abrazar tu sombra? … espera la siguiente publicación dónde hablaremos del miedo al abandono.

Fue un camino doloroso conocerme, sin embargo, hoy puedo decirte que ha sido el clavado hacia mi intimidad que me llevó a un camino de paz y plenitud. Pude comprender por qué siempre elijo el mismo prototipo de hombre como pareja, supe por qué en mis empleos y mi vida en general adopta responsabilidades que no me correspondía y entendí que por amor incondicional en la infancia decía que sí a todas las peticiones de mis padres y hermanos, la verdad, es que no conocía los límites hacia mi familia, no todo fue darme cuenta de lo lastimada que fui, también fue darme cuenta lo mucho que he lastimado, no sabía que vivir a la defensiva lastimaba a otros y me llevaba a un camino solitario donde se victimiza todo el tiempo, en fin, había muchas facturas pendientes por pagar, no sólo fui una mujer lastimada por una pareja, también fui una de esas parejas tóxicas que lastimaron a la persona que sólo quería brindarse y darme su cariño y todo porque inconscientemente sólo esperaba decepcionarme de los hombres y estaba aferrada a esa única vivencia que tuve.

No pretendo encontrar culpables, eso es lo que menos requerimos

¡Conoce a quien escribe!

Gabriela Espinosa – tengo 33 años, soy soltera, mi formación profesional es en Licenciatura en Administración con énfasis en Gestión de Capital Humano en el Instituto Tecnológico de San Luis Potosí y en el 2017 estudié la Maestría en Desarrollo Humano en la Universidad Champagnat, durante 10 años colaboré con empresas de consultoría en el área de administración y finanzas y como director de Capital Humano. Actualmente contribuye a la sociedad como profesionista independiente, soy fundadora de Renace, Acompañamiento Emocional, soy distribuidor autorizado de Young Living Essential Oils y embajadora de copas menstruales Agelcup en SLP. Mi anhelo más grande es formar

una familia y vivir de mi emprendimiento para pasar tiempo de calidad con mi familia.

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