Cuidemos nuestros pensamientos

Ni tus peores enemigos te pueden hacer tanto daño como tus propios pensamientos 

“El enemigo interno es el que mayor daño nos produce.

Walter Dresel

Mientras esperaba en un consultorio, leí en un libro que en una rueda de prensa un periodista le preguntó al Dalai Lama: “Su Santidad ¿tiene usted enemigos?, a lo que él hizo una pausa y contestó “sí claro que los tengo… y todos los días me peleo con ellos… (el periodista entusiasmado por tener esa primicia y listo para apuntar la lista de esos nombres y muy atento escuchó)… los tengo dentro de mi, son mis pensamientos”, en verdad me impactó leer su respuesta y sobre todo la verdad que encierra, siempre había creído que los enemigos por así llamarlos o la gente que me hace daño solo está afuera, y ohhh decepción no hay peor enemigo que haya tenido yo, que yo misma, a través de mis propios pensamientos, que absurdo que por medio de estos yo misma me he comparado, atemorizado, minimizado, torturado, culpado, paralizado, victimizado, le he comprado a muchos la versión que tienen de mí y la he aceptado, es decir me he saboteado con mis propios pensamientos, los cuales se vuelven creencias.

Durante años he depositado el sentirme bien, contenta y feliz en cosas o personas que influyen en mi pensar, en una falsa seguridad sostenida de muchos miedos, y creencias, sin comprender que yo poseo todas las herramientas para ser feliz, que el juzgar, criticar, calificar, el rencor, la ira, el miedo, la inseguridad, la falta de fe, los celos, la envidia, y muchas cosas más  influyen en nuestro pensamiento y que cuando no obtenemos lo que queremos buscamos a qué o a quién culpar de nuestra infelicidad, frustración, engaño, abuso de confianza etc., no niego que hay personas que logran tocar nuestras heridas emocionales y nos hacen daño, pero ese quizás no sea el problema, el inconveniente es lo que hacemos con esa situación, la reacción que tenemos, los sentimiento y emociones que nos provocan esas circunstancias, y mucho más la actitud que tomamos como consecuencia de los pensamientos que nos arroja el sentirnos lastimado, que hace más profunda la herida y nos afecta físico, mental y emocionalmente.

Ahora bien, es imposible no tener pensamientos negativos o tóxicos, porque la mente puede imaginar muchas cosa que en realidad no suceden, lo que es posible es dejarlos pasar no darles tanto poder, y con ello lograremos restarle fuerza a esa voz que nos susurra al oído y nos dice que no podemos, que no somos suficientemente buenos, que tenemos la culpa etc., y en lugar de ello debemos reconocer el poder que tenemos dentro de nosotros y estar en el aquí y ahora, dejar de vivir en automático, saber que el miedo es un sentimiento que puede ser sustituido por la fe, y que las cosas negativas existen pero que también lo positivo, que no todo es sombra también existe la luz, que todo es cuestión de voltear a verla.

Con los pensamientos positivos viene la calma, la paz, la creatividad, la felicidad, la prosperidad, genera confianza y respeto por uno mismo, y a partir de ahí podremos saber lo que realmente queremos para nosotros, hay que perder el miedo a conocernos, porque así no engañaremos a nuestra mente y pensaremos sobre nosotros desde el amor y la aceptación, no desde el juicio, y ello logrará modificar la percepción que tenemos de nosotros y por ende nuestros pensamientos, lo que contribuye a nuestro bienestar biológico, psicológico y social.

Cambiando nuestros pensamientos tendremos mejor autoestima, comenzamos a estar mejor con los demás, y veremos como nuestras relaciones comienzan a cambiar, porque las creencias que nos hemos forjado basados en nuestros pensamientos y experiencias, son las que van condicionando nuestro andar por la vida y verdaderamente no es fácil lidiar con ellas, pero poco a poco podemos desaprender para aprender y cambiar esas creencias o pensamientos negativos que nos limitan por un nuevo sistema de creencias o pensamientos que nos permitan llegar a donde queremos.

¡Conoce a quien escribe!

Gaby Ávila – Abogada con el grado en maestra en administración de justicia, mujer potosina del año 2013, embajadora de la Paz 2020, mediadora, facilitadora, capacitadora, formadora en justicia restaurativa, círculos restaurativos, círculos de sanación, coach de vida, desde hace más de 18 años. Presidenta y fundadora de CONEPAC, AC. (Colegio para la Negociación Pacífica de conflictos) asociación promotora de la paz social, desde hace más de 12 años, donde además se trabaja en la prevención y resolución de conflictos, el desarrollo humano y la Inteligencia Emocional para una vida pacífica y sana. Pionera en San Luis Potosí, en el tema de Mediación y Conciliación, razón por la cual presentó en el Congreso del Estado la primera ley de mediación y conciliación, que es la que actualmente rige. Es Coach ontológico y coordinadora del consejo de participación ciudadana por la seguridad de San Luis Potosí, conformado por las cámaras y sindicato empresarial) y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, donde ha realizado acciones en pro de la sociedad y en especial en el CEPRERESO, donde trabaja directamente con las mujeres internas en programas de justicia restaurativa, equidad de género, resolución de conflictos, círculos de paz, desarrollo humano, inteligencia emocional lo que impacta en su reinserción social.

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